Jugar es un verbo inspirador, porque como amar y soñar no soporta el imperativo. El juego es una expresión de libertad y un universal antropológico de los niños y niñas. Dos niños/as puede que no hablen el mismo idioma, pero si los ponemos a jugar probablemente encontraran el modo de comunicarse.
A continuación nos conduce por el mundo de la gamificiación y cómo llevarla al aula, sigue atentamente sus consejos y recomendaciones.
¿Por qué debemos y podemos usar el juego en el aula?
El juego forma parte de nuestro aprendizaje y crecimiento, al igual que muchos mamíferos con un cerebro desarrollado: delfines, simios. De hecho desde el punto de vista energético sería mas que cuestionable dedicar tiempo a jugar, en vez de dedicar tiempo a buscar alimento. La pregunta lógica sería: ¿por qué lo hacen?. Es evidente. Es un simulacro de las destrezas y habilidades que deberán adquirir a lo largo de la vida. Compartimos con los mamíferos superiores, que seguimos jugando cuando alcanzamos nuestra edad adulta. Y yo me atrevería a decir mas, ese ha sido uno de los pilares de nuestro éxito evolutivo. Si alguien quiere profundizar en este aspecto le recomiendo el libro A Jugar de Brown y Vaughn.